28 de enero de 2013

Jaime Hernández, Ocres olvidados, 2011, 7.º edición

Jaime Hernández, Ocres olvidados, 2011, fotografía digital a color, 50 x 60 cm



Jaime Hernández

       El principal atractivo de la nueva entrega de Hernández es el goce de la pura visualidad, en particular, de las texturas de las materias fotografiadas, las variaciones y acentos cromáticos dentro de una misma gama terrosa rojiza, así como de los ritmos por repetición de elementos (canaladuras, ladrillos, etc.). De algún modo, parece que la propuesta de este fotógrafo se concentra, en esta obra, en una suerte de poética de la materia incrustada, olvidada, sedimentada y acumulada. En este sentido, se trata de una arqueología de la materia. El muro revela su historia. El hombre, por homología, es un atesoramiento de recuerdos y de capas de existencia difíciles  de separar. La maximización de los detalles conduce a la fotografía a una formulación de carácter abstracto que se complace en los juegos formales. Así, el ojo se mueve en la tensión que establecen la piedra blanca del plano derecho y la lámina rojiza del izquierdo. Las posibilidades de la alta resolución producen un efecto de morosidad visual en pro de la captación de los detalles.


Escrito por: Alejandro Useche

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