Yver Navas Ortiz, Fer y mis bambús, 2012, acrílico sobre tela, 100 x 80 cm |
Yver Navas Ortiz
Contemplamos un bambuzal y nos deleitamos
con su verticalidad por la sensación de ascenso que ésta imprime; también
disfrutamos con el ritmo que causa la repetición de los grandes tallos, con la
flexibilidad propia de su tendencia oblicua, así como con los ritmos visuales
que establecen los nudos y entrenudos de esta planta. El ojo se complace en las
variaciones de verde que, de paso, permiten los efectos de profundidad (véase
el proceso de insaturación del color a medida que retrocedemos en la cortina
vegetal). En medio de esta escena monocroma, destaca un punto de color: un
muchacho que se trepa entre los bambúes. Sus brazos y, sobre todo sus piernas,
acentúan el impulso ascendente de esta imagen de talante orientalizante. Unas
pocas ramas bajeras nos dan un abreboca de lo que está en la copa, en la parte
apical del bambuzal. Tras su apariencia poco problemática, el cuadro parece
ocultar una segunda lectura más inquietante: escalar un bambuzal no es tarea
fácil. Salvo en secuencias del cine asiático moderno, un hombre común se vería
ante una labor muy cercana a la del Sísifo de la mitología griega: una y otra
vez se vería forzado a resbalar y a recomenzar la escalada. En este orden de
ideas, el cuadro parece escenificar el empeño del ser humano de verticalizarse,
de superar la gravedad, es decir, de superarse a sí mismo y a sus condiciones
terrenas iniciales.
Escrito por: Alejandro Useche
Gracias por el aporte de nuestro colectivo cultural. Regalo de crítica y análisis para la reflexión de todos los artistas de la región. Gracias Alejandro.
ResponderBorrarJosué Gómez.
Josué, gracias por tu retroalimentación. Cualquier sugerencia o crítica, soy todo oídos. ¡Un abrazo!
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