28 de enero de 2013

Yver Navas Ortiz, Fer y mis bambús, 2012, 7.º edición

Yver Navas Ortiz, Fer y mis bambús, 2012, acrílico sobre tela, 100 x 80 cm


Yver Navas Ortiz


       Contemplamos un bambuzal y nos deleitamos con su verticalidad por la sensación de ascenso que ésta imprime; también disfrutamos con el ritmo que causa la repetición de los grandes tallos, con la flexibilidad propia de su tendencia oblicua, así como con los ritmos visuales que establecen los nudos y entrenudos de esta planta. El ojo se complace en las variaciones de verde que, de paso, permiten los efectos de profundidad (véase el proceso de insaturación del color a medida que retrocedemos en la cortina vegetal). En medio de esta escena monocroma, destaca un punto de color: un muchacho que se trepa entre los bambúes. Sus brazos y, sobre todo sus piernas, acentúan el impulso ascendente de esta imagen de talante orientalizante. Unas pocas ramas bajeras nos dan un abreboca de lo que está en la copa, en la parte apical del bambuzal. Tras su apariencia poco problemática, el cuadro parece ocultar una segunda lectura más inquietante: escalar un bambuzal no es tarea fácil. Salvo en secuencias del cine asiático moderno, un hombre común se vería ante una labor muy cercana a la del Sísifo de la mitología griega: una y otra vez se vería forzado a resbalar y a recomenzar la escalada. En este orden de ideas, el cuadro parece escenificar el empeño del ser humano de verticalizarse, de superar la gravedad, es decir, de superarse a sí mismo y a sus condiciones terrenas iniciales.


Escrito por: Alejandro Useche 

2 comentarios:

  1. Gracias por el aporte de nuestro colectivo cultural. Regalo de crítica y análisis para la reflexión de todos los artistas de la región. Gracias Alejandro.
    Josué Gómez.

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    Respuestas
    1. Josué, gracias por tu retroalimentación. Cualquier sugerencia o crítica, soy todo oídos. ¡Un abrazo!

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