José Ignacio Correa, Crucificado, 2010, talla en madera, 46 x 28 x 13 cm |
José Ignacio Correa
Una talla curiosa nos ha enviado
Correa en esta ocasión: un Cristo en forma de “ye” (“Y”). Esta disposición
parece vincular la figura con la postura de la oración o alabanza a Dios, común
a muchas tradiciones. Los brazos extendidos hacia arriba acentúan la conexión,
efectiva en Cristo, de lo superior e inferior, de lo humano y lo divino. La
expresión del rostro, las incisiones costillares y la curvatura de las piernas
consiguen intensificar los efectos dramáticos o patéticos de dicho símbolo.
Merece especial atención el reverso de la figura: un “doble alado” de Cristo.
Esta variación icónica plantea asociaciones diversas por no formar parte de las
formas usuales de nuestra tradición católica. Si la primera figura es el
Cristo-hombre, tal vez la segunda aluda al Cristo “angelado”, al Cristo en su
dimensión divina. Por otro lado, las alas podrían hacer referencia a la
ascensión de Cristo a los Cielos o, sencillamente, al proceso de
espiritualización de la materia. En este orden de ideas, esta figura crística
puede funcionar como símbolo de la dualidad humana: carne y espíritu,
sufrimiento y vuelo.
Escrito por: Alejandro Useche
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