María José Faría, El kakao que vino de las Pléyades, 2012, mixta sobre tela, 122 x 184 cm |
María José Faría
Con respecto a los envíos
anteriores de Faría, este cuadro representa una notable mejoría plástica y
conceptual. La artista ahora se ha tomado más libertades y tiende a ser más
fresca y lúdica. Manteniendo una línea heurística coherente, la obra se centra
en el tópico del cacao como planta y fruto, ambos con una incidencia notable en
la formación de un imaginario territorial de connotaciones culinarias,
sociales, raciales, ancestrales, infantiles, amorosas y económicas de
naturaleza muy diversa. Junto a sus clásicos cacaos hiperrealistas —en
contrastres cromáticos y de orientación espacial—, la pintora ha desplegado
toda una tentadora serie de derivados de dicho fruto: torontos, dandys,
galletas, tabletas o tazas de chocolate, o de objetos asociados a la faena
correspondiente, como es el caso del barreño. Dado que la tradición del
chocolate no es solamente venezolana sino latinoamericana, la inserción de
glifos mayas alude al empleo y a la valoración que dichos indígenas y, por
extensión, las culturas mesoamericanas, tuvieron de este delicioso fruto. En
efecto, uno de los glifos del cuadrante superior izquierdo es el correspondiente
a “kakau”. Tengamos en cuenta que para los mayas el cacao era un regalo de los
dioses a los hombres. Igualmente, recordemos cómo la poesía de estos pueblos
celebraba los efectos que las bebidas preparadas con base al cacao generaban en
el espíritu. Faría se ha propuesto una sintaxis compositiva un poco más
ambiciosa que la de sus trabajos anteriores: fijémonos en el eje diagonal azul
imaginario que cruza la obra con triangulación de cacaos de colores cálidos,
así como en la experientación con múltiples soportes ensamblados de modo
irregular, buscando quizá efectos rítmicos y dinamizadores.
Escrito por: Alejandro Useche
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